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Foto del escritor Liliana Méndez Ebra

¡TENED ÁNIMO...YO SOY, NO TEMAIS!



Basado en Marcos 6:45-52

Marcos 6:45-52 Reina-Valera 1960 (RVR1960)


45 En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 46 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar; 47 y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. 48 Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. 49 Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; 50 porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis! 51 Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. 52 Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.


¿QUÉ HABÍA PASADO ANTES DE ESTE MOMENTO?

El Capítulo 6 comienza con varios eventos en la vida del Salvador. Del versículo primero al 6, vemos a Jesús, El Maestro, enseñando en la sinagoga un día de reposo; del versículo 7 al 13, vemos a Jesús capacitando a sus discípulos; del versículo 14 al 29, Marcos hace un aparte e inserta la muerte de Juan El Bautista y el temor de Herodes de que Jesús, cuya fama se había extendido, fuera la reencarnación de Juan. Del versículo 30 al 44 vemos uno de los momentos históricos más impactantes, Jesus alimenta 5,000 hombres (el relato no incluye a las mujeres ni a los niños). En el versículo 31 vemos a un Maestro preocupado por la carga de sus discípulos. De hecho él les dice que descansen un poco porque "eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer". ¡MARAVILLOSO Jesús, quien tiene la sensibilidad de saber lo que necesitamos! Ya en el versículo 45, Marcos nos dice que Jesús obligó a sus discípulos a subir a la barca. Ellos parece que no querían partir sin su Señor. Marcos nos dice en su evangelio que Jesús les ordenó ir a Betzaida, sin embargo Juan (Juan 6:15-21), dice que iban hacia Capernaúm. Tres de los evangelios mencionan este incidente. Lucas es el único que no lo hace. Finalmente, fueron obedientes e hicieron conforme a lo que Él les ordenó. Quizás no pensaron que era una buena hora para embarcarse, es posible que temieran que Jesús corriera peligro si se quedaba solo con la multitud. Pero, todas sus preguntas o dudas no impidieron que siguieran el llamado que hizo el Maestro. Tengamos siempre presente, que a Dios no se le entiende...se le obedece.


El versículo 46 nos dice que Jesús despidió, no solamente a sus discipulos, sino a la multitud que le había seguido. ¡Wow aunque los apóstoles querían despachar a la multitud con hambre, el Maestro sólo los dejó ir cuando ya les había enseñado, sanado y alimentado! Aquí vemos la misericordia del Salvador pues en su compasión entendió que esa multitud "andaban como ovejas sin pastor".


Los comentaristas hacen alusión a la aparente prisa de Jesús por irse de aquel lugar. Se piensa que había mucha excitación en la multitud y el deseo, dice Juan, "de apoderarse de él y hacerle rey" (Juan 6:15). Se enfrentó a la reciente muerte de Juan el Bautista y a la tentación de ganar los corazones de la multitud por aclamación popular, a través de la oración. Una vez más, nuestro Señor nos ofrece el ejemplo de cómo mantener una comunicación con El Padre. Ésto es necesario si queremos que Él nos use, nos proteja y nos lleve por buen camino.


Al caer la noche, la barca estaba en medio del mar (47). Qué familiar nos parece esta descripción. ¿No les ha pasado que en medio de nuestros tiempos dificiles, nos sentimos exactamente así...solos en medio de un mar de dificultades? Sentimos que El Señor no está en nuestra barca y que tenemos que remar en contra de todo lo que se levante a nuestro alrededor.


VIENDO QUE ELLOS SE FATIGABAN...(vs. 48) (Mateo 14:24, Juan 6:19). Se menciona que la barca se había alejado mucho de la orilla. Juan dice que como 25 a 30 estadios, o sea más o menos 5 o 6 kilómetros. Mateo dice que la barca ya quedaba a gran distancia. Pero ¡Es maravilloso saber que nunca estamos lejos del Señor porque Él no quita sus ojos de nosotros!:

Salmos 34:15 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.


Job 34:21 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

21 Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, Y ve todos sus pasos.


Aunque los apóstoles no podían verle, los ojos de Jesús no se apartaban de aquella embarcación. No solamente les veía, sino que sabía que les estaba afectando la fatiga. La fatiga es más que cansancio físico, es cansancio emocional. Es esa voz interior que te hace creer que todo está perdido y que no vale la pena continuar hacia adelante. Los apóstoles había tomado buenas decisiones; habían obedecido la voz del Maestro, estaban unánimes remando hacia una misma dirección, y sin embargo, aún para aquellos que hemos confiado en El Señor, en ocasiones la tormenta parece que es más poderosa que nuestro ánimo y nuestras fuerzas. Los apóstoles estaban fatigados porque estaban luchando con un viento, una tormenta que se levantó en medio de cumplir su deber. Las tormentas siempre estarán a la vuelta de la esquina. Pero si Jesús está en la barca , los vientos jamás habrán de destruirnos. Por otro lado, si Jesús no está en la barca, todas nuestras fuerzas, pericia y aún el deseo de servirle no serán suficientes para detener los vientos contrarios.


Ahora Jesús, quien está a la diestra del Padre, intercede por nosotros. Ya no desde una montaña cerca de la embarcación, sino desde el mismo Trono de la Gracia:

Hebreos 7:25 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

Eran entre las tres y las seis de la madrugada. Los apóstoles probablemente habían remado toda la noche. Justo cuando creían que desfallecerían, ¡ÉL FUE A ENCONTRARSE CON ELLOS! Es interesante que a diferencia de otros momentos, El Señor no acalló los vientos antes, sino que caminó por encima de ellos. Él permitió que los vientos golpearan la barca mientras sus discípulos tenían la experiencia de pasar la tormenta en su ausencia.


La escritura nos dice que los apóstoles, viendo aquel acto milagroso, no le conocieron...no le creyeron. Acababan de ser testigos de la multiplicación de los panes y los peces, pero todavía no entendían lo que habían visto. ¡Con cuánta lentitud a veces se desarrolla nuestra fe! De hecho, el vs. 52 dice que no habían entendido porque sus corazones estaban endurecidos. ¡UFF! Necesitaban de uno y otro milagro para creer. Su fe tenía poca profundidad, pues dependía de los sentidos. Ésto es característico de un corazón carnal. POR TANTO, El llamado que encontramos en Ezequiel sigue vigente para nuestros días:

Ezequiel 36:26 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.


Necesitamos del PODER transformador del Espíritu Santo. Por eso Jesús no permitió que los discípulos salieran a enfrentarse al mundo sin antes recibir ese Poder, ese "dynamis" en sus vidas.


El encuentro con Jesús es un momento lleno de misericordia y comprensión. El Maestro pudo haber reaccionado con fastidio, "cabezones" han sido testigos de decenas de milagros, y momentos donde mi Poder ha cambiado la naturaleza corriente, sanando, libertando, y alimentando a todos los que se han acercado creyendo; y todavía tienen duda...y todavia no me reconocen. Bien que mereceríamos estas duras palabras cuando tantas veces recibimos la bondad del Señor y seguimos en nuestra incredulidad. PERO, Jesús sólo les dijo, y nos dice a nosotros en este dia...TENED ÁNIMO, YO SOY, NO TEMÁIS.


Y subió con ellos a la barca y se calmó el viento y una vez más se maravillaron y asombraron en gran manera (vs. 51).


Con Cristo en la barca los vientos se detienen, aún cuando golpeen nuestra barca por un tiempo, porque el Maestro así lo decida. Lo que nunca ocurrirá es que la tormenta logre destruirnos porque sus ojos están sobre nosotros. Con Cristo en la barca, el dolor tiene consuelo; el desánimo desaparece y el temor jamás hará casa en nuestro corazón ni en nuestros pensamientos. Después de todo... Él ESTÁ EN NUESTRA VIDA CON EL MISMO MENSAJE...TENED ÁNIMO SOY YO, NO TEMÁIS.



REFERENCIAS:

Comentario Bíblico Beacon

Mathew Henry's Commentary

Santa Biblia, RV 1960




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