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  • Foto del escritor Liliana Méndez Ebra

MUJERES VALIENTES DE LA BIBLIA

(Un estudio solo para nosotras)...



I- ABIGAIL – (I Samuel 25:2-44) -


¿Quién era? (I Samuel 25:2-3)


1 Samuel 25:2-3 Reina-Valera 1960

2 Y en Maón había un hombre que tenía su hacienda en Carmel, el cual era muy rico, y tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció que estaba esquilando sus ovejas en Carmel. 3 Y aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb.

Esta mujer era conocida como la esposa de alguien. Abigail, la esposa de Nabal. En ocasiones nos sentimos mal porque somos conocidas en relación con nuestro esposo y/o hijos. En mi caso, soy la esposa de Rafy y la mamá de Alejandro y Nicole. Para los pediatras, tan sólo era mamá.


Abigail era una ama de casa. Se nos habla de que el dueño de las riquezas que tenía esta familia era del esposo. Él tenía “sepetecientas” ovejas, etc. Pero lo que no tenía Nabal era prudencia, sabiduría ni buen corazón.

A pesar del movimiento feminista, podemos decir sin equivocarnos que Dios no es un Dios sexista.


Santiago 1:5 Reina-Valera 1960

5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.


O sea que El Señor está presto a darnos a mujeres y a hombres por igual, todo lo que está disponible para sus hijos.


Sin embargo, esta mujer es descrita como prudente y bella.


Nosotras pudiéramos estar al lado de un hombre exitoso profesionalmente, pero totalmente carente de sabiduría y prudencia. Esto no significa necesariamente que tú tienes que dejarte llevar por sus malas decisiones. Siempre El Señor nos ofrece una salida. En el versículo 14, a Abigail le informan acerca de la crisis que su esposo había creado. David, quien recordemos que a estas alturas había sido ungido como el segundo rey de Israel, todavía no advenía al trono. Saúl, era todavía rey de nombre, pero estaba fuera de la voluntad del Señor; y perseguía a David para matarle. David había enviado una delegación para solicitarle a Nabal comida y bebida, “hemos venido en buen día, te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos y a tu hijo David”. Nabal les respondió como lo hace un hombre irrespetuoso, avaricioso y sin sabiduría. Su reacción y la forma humillante con que fueron despachados sus hombres, provocaron que David regresara con 400 hombres de su ejército para “cobrárselas”.


Abigail tendría que haberse sometido a su esposo respaldando su mala decisión. Pero ella optó por actuar con inteligencia y premura para salvar la difícil situación. Dice la Palabra que esta mujer se humilló delante de David y le ofreció presentes para él y para sus hombres. De hecho, su alocución fue tan impresionante que David la recibe como departe del mismo Dios, ya que estaba a punto de tomar en sus manos la justicia que siempre debe impartir El Señor.


La rápida intervención de esta prudente mujer evitó la muerte de su esposo, descendientes y muchos siervos. Aprendemos que el insensato de Nabal murió 10 días después de este incidente y la sensata Abigail eventualmente se convirtió en mujer de David.


Nosotras no podemos desentendernos de los problemas que afectan nuestro hogar. En el momento en que el problema llegó a Abigail, ella tenía que tomar una decisión. Quizás en tu hogar, en tu trabajo o en tu comunidad a ti te buscan para traerte situaciones difíciles. Aprovecha estas oportunidades para pedirle al Señor la sabiduría necesaria para intervenir en cada situación con prudencia.


Quizás estés en estos momentos en una posición de liderazgo, no por elección, sino porque el legítimo líder no está capacitado y/o no tiene el interés para ocupar ese lugar. Utiliza tu gracia y la sabiduría divina para servir al Padre, aunque no recibas todo el reconocimiento que mereces. Para El Señor tu trabajo y obediencia jamás pasarán desapercibidos.


II – SIFRA Y FÚA – (Éxodo 1:15-21) -


Éxodo 1:15-21 Reina-Valera 1960

15 Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo: 16 Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva. 17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños. 18 Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida a los niños? 19 Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas. 20 Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. 21 Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.



¿QUIÉNES ERAN? -


Estas mujeres se nos presentan en Las Escrituras como las parteras de las hebreas.


EL PROBLEMA –


El Faraón de Egipto, que las escrituras mencionan como un gobernante que no conocía a José, expresó temor por la fuerza y la cantidad de personas, en especial de varones, que tenía el pueblo hebreo. Siendo la fuerza laboral principal de Egipto, Faraón temía que un pueblo más numeroso y fuerte que los egipcios llegara a rebelarse y se unieran a alguno de sus enemigos. Así ideó un plan para detener su crecimiento. Los agobiaron con trabajos forzados que amargaron al pueblo, mientras Faraón ordenó a las parteras que mataran a todo bebé varón que naciera.


Yo no imagino cuanta presión tendrían estas dos parteras, cuyos nombres aparecen en el versículo 15, Sifra y Fúa. A diferencia de Abigail, que era la esposa de alguien; estas dos mujeres enfrentarían de forma directa la posible ira de Faraón, ya que hasta sus nombres eran conocidos por él. Recordemos que el Faraón de Egipto era considerado un dios. Finalmente, en el versículo 17 tenemos un vistazo del valor de estas dos mujeres que “temieron a Dios y no acataron la orden de Faraón. En ningún momento asesinaron a los bebes varones, sino que preservaron sus vidas”. ¡Qué tremendo valor! Temían más ofender al Señor que salvaguardar sus propias vidas y quizás las de sus familias.


En nuestros trabajos seculares, en ocasiones se nos pide que hagamos cosas que sabemos no agradan al Señor. El cambiar unos números en un reporte financiero, el pedir unas flores para la amiguita del jefe, el cambiar estadísticas para dar la impresión de que las ventas o la situación de la compañía es óptima. El recetar menos u ordenar menos laboratorios para los pacientes para ahorrar dinero, a costa de su salud. Y tantas otras situaciones que pueden darse y se dan, en nuestros trabajos seculares.


Al igual que las parteras, nuestro temor a Dios tiene que ser suficiente para asumir posturas firmes, en contra de todo lo que no es legítimo y desagrada al Salvador.



III- HULDA – (II Reyes 22) –


¿QUIÉN ERA?


2 Reyes 22:14 Reina-Valera 1960

14 Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella.


En un mundo de hombres, y en medio de reyes y sacerdotes, Dios escogió a una mujer para traer Su Mensaje. Nosotras tenemos un papel importante dentro de la familia de Dios. Tenemos que asumir nuestra responsabilidad, no sólo como madres, esposas, y profesionales, sino como una parte integral del cuerpo de Cristo. Hulda se dejó usar por el Señor para traer un mensaje nada fácil ni popular al pueblo y a su rey. El pueblo de Israel había olvidado el Libro de la Ley. Lo habían escondido, y se habían tornado a adorar dioses falsos en el mismo templo dedicado a Jehová. Inclusive los utensilios que habían dedicado a Baal se utilizaban en el templo. Imágenes falsas, como la de Asera y los lugares de prostitución dedicados a ella, se encontraban dentro del templo y sus alrededores. El haber encontrado el libro y posteriormente el mensaje a través de Hulda, motivaron al entonces rey Josías a iniciar un gran avivamiento. Todo porque una mujer fue valiente y dio el mensaje que el Dios Vivo le encomendó. Dios aprovechó la remodelación del templo ordenada por el rey para “remodelar” también los corazones de su pueblo.


Así mismo, nuestra lealtad y compromiso tienen que ser con nuestro Dios. Tenemos que complacerlo a Él y ser valientes en transmitir el mensaje que Él nos ha dado para la iglesia.


Tengo que decirte amada lectora, que he estado en situaciones muy difíciles donde El Señor me ha levantado para ser atalaya. Definitivamente, en esos momentos no he estado entre las personas más queridas ni populares. Pero, al día de hoy, sigo durmiendo en Paz porque, en cada instancia, hice lo que se me fue encargado hacer. Al único que hay que agradar y complacer es a nuestro Dios.


IV- LAS HIJAS DE ZELOFEHAD – (Números 27:1-8) –


¿QUIÉNES ERAN? -


Números 27:1 Reina-Valera 1960

27 Vinieron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa;


Éstas tuvieron el valor de pedir que la heredad de su padre, quien había muerto sin herederos varones, pasara a ellas. Gracias a su arrojo y valentía, la forma de heredar fue reformada. Dios no hace acepción de personas. Para Él, hombre o mujer es lo mismo. De hecho, recordemos que dice en Su Palabra que Él anda buscando corazones que le alaben (adoren y busquen) en Espíritu y en Verdad (Juan 4:23). No menciona género ni condición socioeconómica específica. Así que muchos de los obstáculos a los cuales nos enfrentamos nosotras dentro de la iglesia, no provienen de Dios. De hecho, el arrojo de estas mujeres, quienes se presentaron a reclamar su herencia, delante de Moisés, el sacerdote Eleazar, los príncipes y toda la congregación; lograron hacer la diferencia para futuras generaciones.


CONCLUSIÓN -


NOSOTRAS TAMBIÉN ESTAMOS LLAMADAS A HACER UNA DIFERENCIA. DESPUÉS DE TODO…SI DIOS ESTÁ CON NOSOTRAS… ¿QUIÉN SE ATREVERÁ A ESTAR EN NUESTRA CONTRA?


YA SEA QUE SEAS AMA DE CASA Y SEAS CONOCIDA COMO LA ESPOSA O LA MAMÁ DE OTRO; O SEAS UNA MUJER QUE TRABAJA FUERA DEL HOGAR Y TENGAS UNA PROFESIÓN.


A TODAS LAS QUE TENEMOS POSICIONES EN LA IGLESIA, Y A TODAS LAS QUE DEBERÍAMOS TENERLAS.


TODAS ESTAMOS LLAMADAS A HACER UNA DIFERENCIA DONDE QUIERA QUE ESTEMOS. ATRÉVETE A SER DISTINTA, A CONFIAR MÁS EN EL SEÑOR Y SERVIRLE DONDE QUIERA QUE ÉL TE PLANTE.



REFERENCIA -


Comentario Bíblico Beacon, Casa Nazarena de Publicaciones, 1990.

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