Hace sólo unos días, uno de mis lectores me preguntó acerca de “la raíz de amargura” y si ésta podría contaminar a aquel que rodea a la persona que la experimenta. Me pareció un tema fascinante y este estudio pretende dar un poco de luz acerca del tema.
Encontré que el término "raíz de amargura" lo encontramos solamente en dos ocasiones. Una en el Viejo Testamento y otro en el Nuevo.
Mira lo que dice La Palabra en el Antiguo Testamento:
Deuteronomio 29:18-19 Nueva Traducción Viviente
18 Hago este pacto contigo, para que nadie—hombre o mujer, clan o tribu—se aparte del Señor nuestro Dios para rendir culto a esos dioses de otras naciones, Y PARA QUE NINGUNA RAÍZ PRODUZCA FRUTOS AMARGOS Y VENENOSOS EN MEDIO DE TI. 19 »Los que oyen las advertencias de esta maldición no deberían confiarse demasiado y pensar: “Estoy a salvo, a pesar de que sigo los deseos de mi corazón terco”. ¡Eso los llevaría a la ruina total!
El capítulo 29 y parte del 30 de Deuteronomio nos recuerda que el pueblo había quebrantado el pacto que Dios había hecho con ellos en el Monte Sinaí. Moisés entonces llama al pueblo ante Jehová para ratificar el pacto contenido en el libro de Deuteronomio, que se renovaría en los campos de Moab antes de entrar a la tierra prometida.
Al pueblo le había faltado entendimiento para reconocer a Dios y Sus cuidados durante los 40 años en el desierto. Su incredulidad y su desobediencia continua habían impedido ver y aceptar la Voluntad del Padre al reclamarlos como Su pueblo. Ahora Moisés se toma un tiempo recordándoles al pueblo todos los cuidados y milagros hechos por Dios que incluían la huida de Egipto, los milagros de alimentación en el desierto y las victorias obtenidas sobre los pueblos que habían ocupado la tierra que ahora se les había otorgado.
Por otro lado, también Moisés les recordó que romper el pacto les traería un castigo amargo. Resaltó algunas de las formas en que el pacto se quebrantaría y cómo afectaría al ofensor y a todo el pueblo en general.
Moisés les advierte acerca de irse en pos de otros dioses, algo que ya había pasado anteriormente y utiliza esta advertencia para explicar cómo dentro del pueblo podría infiltrarse “una raíz que produzca frutos amargos y venenosos”. Termina el versículo 19 mencionando que los que han permitido que esta “plantita de amargura” sea sembrada en sus corazones, por lo regular no se percatan del daño que ésta les hace a ellos y a los que les rodean.
Podemos entonces inferir que la raíz de amargura es una condición que afecta nuestra relación con El Todopoderoso y quebranta nuestro pacto con Él. Como cualquier planta… cada día crece y se fortalece, ensanchándose sus raíces hasta lograr nublar nuestro entendimiento.
Finalmente, al parecer no siempre la persona afectada se da cuenta del daño que le produce ni como afecta a las personas que les rodean.
¿PERO QUÉ ES UNA RAÍZ DE AMARGURA?
La amargura proviene de una palabra que significa punzar. Su raíz hebrea agrega la idea de algo pesado y la griega revela el concepto de algo fuerte. La amargura, es entonces, algo fuerte y pesado que punza hasta lo más profundo del corazón.
Nadie puede con facilidad reconocer que está amargado. Sino que la palabra “raíz de amargura” nos da la idea de algo profundo y oculto. Podríamos definirlo como sentimientos que tenemos en nuestro inconsciente que no los podemos percibir, pero que están afectando nuestra vida de forma consciente.
La amargura no tiene lugar automáticamente, sino que brota en nuestro corazón cuando permitimos que los desacuerdos crezcan hasta volverse resentimiento, o también, cuando alimentamos rencores por heridas pasadas. No importa si la ofensa fue intencional o no, si tú no solucionas la situación con Dios, ahí comenzará a germinar las raíces de amargura.
Cuando la amargura entra, no vienen sola. Los mejores amigos de la amargura son: la autocompasión, el enojo, el resentimiento, el rencor, los deseos de venganza, la calumnia y la paranoia. (Personas que se hacen videos negativos en su cabeza.)
Dentro de las consecuencias de la amargura encontramos que:
La amargura contamina a otros.
La amargura hace que perdamos toda perspectiva y visión de la vida.
La amargura trae enfermedades. Depresión, problemas en los huesos, insomnio, son algunas de ellas.
La amargura mata el amor.
Y finalmente, la amargura hace que dejemos de vivir por la GRACIA de Dios, Vs 15. Es entonces cuando la vida cristiana se vuelve una imposición, una carga pesada. Ya no servimos al Señor por nuestra voluntad sino como parte un legalismo y la religiosidad que más sirve para impresionar a otros que para agradar a Dios.
MIRA LO QUE DICE EL NUEVO TESTAMENTO…
Hebreos 12:15 Nueva Traducción Viviente
15 Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.
CUIDENSE, la Reina Valera del 60 dice MIRAD BIEN. Es decir, que en cuanto a nuestra relación con Dios y para poder disfrutar de SU GRACIA, tenemos que estar todos en ALERTA. No podemos asumir que ninguno de nosotros estamos exentos de caer en lo que el autor de Hebreos quiere compartir. De hecho, cuidarnos los unos a los otros, velar unos por otros, animarnos unos a otros… todo esto nos ha sido encomendado anteriormente.
Aquí el autor de Hebreos va más allá y nos dice que la raíz de amargura impide que recibamos LA GRACIA DE DIOS. La Gracia de Dios no se recibe por dos razones básicas: primeramente, que la persona no haya tenido un verdadero encuentro con El Salvador o que habiéndole conocido no se haya mantenido dentro de la Voluntad de Dios y/o no tenga una relación personal con Él.
Conocí a una dama que hacía muchísimos años pertenecía a la iglesia. Parecía cristiana, hablaba como cristiana, pero nunca había tenido un verdadero encuentro con El Señor. En una ocasión ella me pidió que la acompañara al altar y allí ella finalmente hizo profesión de fe. Y es que en ocasiones en medio nuestro hay gente que se acomoda a nuestra forma de hablar, de comportarnos y pasan por hijos de Dios cuando en realidad, para ser parte de la familia de Dios, hace falta ser lavado en Su Sangre y reconocerle como El único y bendito Salvador.
El hecho es que la raíz de amargura afecta nuestra relación con Dios y con las personas a nuestro alrededor. Fíjate querido lector, que el autor de Hebreos califica la raíz de amargura como venenosa, que afecta (trastorna) a quienes la padecen y amagan con envenenar a muchos.
Un creyente crítico y desagradable en una iglesia, puede provocar más problemas de los que uno podría imaginar, así como una manzana podrida en una canasta echa a perder a todas las demás.
Mientras meditaba en este tema, recordé la historia del pueblo de Israel cuando pasando el Mar Rojo se toparon con un lugar en el desierto donde habiendo agua, no la podían ingerir porque eran muy amarga. Éxodo 15:22-27 nos relata que el pueblo estaba sediento y a la vista, parecía que habían llegado a un atractivo oasis.
Éxodo 15:22-27 Nueva Traducción Viviente
22 Entonces Moisés guio al pueblo de Israel lejos del mar Rojo, y se internaron en el desierto de Shur. Viajaron por este desierto durante tres días sin encontrar agua. 23 Cuando llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque era demasiado amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa «amarga»). 24 Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. «¿Qué vamos a beber?», reclamaron. 25 Así que Moisés clamó al Señor por ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el agua se volvió potable. Fue allí, en Mara, donde el Señor estableció el siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo. 26 Les dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor su Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Señor, quien los sana». 27 Después de salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron doce manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí, junto a las aguas.
Sin embargo, aunque parecía deliciosa y que podía calmar su sed, resultó que era intomable… amarga. Cuando permitimos que alguna frustración, molestia, coraje, celos y envidias hagan nido, penetren, irrumpan en nuestro corazón y nuestra mente, estamos en riesgo de que se convierta en un árbol con fuertes raíces de amargura. La persona que la experimenta poco puede hacer para ser de ayuda a sí misma o a los demás. Su visión de lo que le rodea se torna oscura, negativa y contaminada. Otra vez, puede parecer sana, pero en su interior corren torrentes de descontento, acidez y amargura.
Existe una ilustración que dice que no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí podemos evitar que hagan nidos sobre ella.
Querido lector, si al pensar en una persona, una institución, o recordar una circunstancia específica sientes un volcán en tu corazón, y experimentas el mismo coraje que cuando por primera vez viviste el evento… es momento para meditar en el asunto. Dice la palabra que no permitamos que el sol se pose sobre nuestro enojo:
Efesios 4:26-27 Nueva Traducción Viviente
26 Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, 27 porque el enojo da lugar al diablo.
Es decir que El Señor reconoce que en ocasiones vamos a experimentar situaciones que nos dan coraje e incomodidad. Pero, cuando éstas se presenten, no permitamos que penetren y contaminen nuestra mente y nuestro corazón.
Si la amargura es un veneno para el alma, ¿Cuál es el remedio? La respuesta de Dios para resolver los conflictos y las heridas del pasado es el perdón. EL REMEDIO PARA LA AMARGURA ES EL PERDÓN. Cuando Moisés oró para que el agua amarga se tornara potable, Dios escuchó el clamor y la sanó. Lo que anteriormente era intomable, se volvió dulce al paladar. Satisfizo la sed del pueblo y le permitió al Señor recordarles que, siempre y cuando el pueblo permaneciera bajo Su Perfecta Voluntad, Él sería su sanador. En Su Bondad, Jehová no sólo satisfizo las necesitades del pueblo en este momento, sino que les dirigió hacia un lugar donde había no un manantial, sino “doce fuentes de agua”.
Cuando ponemos nuestro enojo, nuestro dolor, nuestra decepción y nuestros sentimientos negativos en manos del Dios Vivo, Él se encargará de sanar tu amargura y dirigirte por caminos de frescos manantiales.
NO ESPERES NI UN MINUTO MÁS…. Si necesitas perdonar a alguien este es el momento. No hace falta que lo sientas… Dios ha de honrar tu determinación de perdonar a quien te hizo mal. No sigas atado al poste de la amargura porque no puedes dejar ir tu dolor. Al desatarte y perdonar, serás libre. Recuerda que no hace falta que la otra persona te perdone. ¡ESE ES SU PROPIO ROLLO! ¡A tí sólo te toca perdonar!
REFERENCIAS –
1) Comentario Bíblico de William MacDonald, Editorial Clie, 2004
2) Soci-Biblia, Pastor Julian Alvarez, https://www.socibiblia.org/post/hebreos-12-15-la-amargura-un-veneno-para-el-alma/510
4) Comentario Bíblico Beacon, Casa Nazarena de Publicaciones, 1984