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Foto del escritor Liliana Méndez Ebra

EN TIEMPOS DE SEQUÍA…


(Basado en 1 Reyes 17:8-16)


1 Reyes 17:8-16 Reina-Valera 1960

8 Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.


LA HISTORIA ANTES DE LA HISTORIA…


El Profeta Elías es sin duda uno de los profetas más destacados del Antiguo Testamento. Vivió en una época en la cual, una vez más, el pueblo se había ido tras dioses falsos. El Señor lo usó en milagros y maravillas realizados con el fin de persuadir al pueblo a que se arrepintiera y se tornara al ÚNICO DIOS.


En el capítulo 17, se nos presenta a este hombre, Elías tisbita, residente de una ciudad llamada Galaad, que tiene las agallas de ir donde el malvado rey Acab para advertirle que sus dioses, Baal y Asera, los que habían sido traídos por su esposa Jezabel, no tenían ningún poder frente al ÚNICO DIOS. Dios enviaba una sequía como consecuencia de la idolatría e inmoralidad del pueblo. Resulta que aquellos que adoraban a Baal creían que era él quien traía la lluvia y las cosechas abundantes.


Déjame decirte que no se sabe nada de este profeta, excepto que en definitiva venía en nombre de Dios. Y es que El Señor no necesita “estrellas” ni gente conocida para lograr lo que se propone. Dios solo necesita que la gente, aún cuando sean ordinarios, comunes y sencillas, estén dispuestos a hacer Su Voluntad y a Obedecerle, aunque no parezca tener sentido lo que se nos convoque a hacer.


El anuncio de Elías es honrado por Dios y por los próximos tres años y medio no cae lluvia ni rocío.


PERO TÚ QUIZÁS TE PREGUNTES… ¿Qué pasó con aquellos que, a pesar de su obediencia a Jehová, sufrieron de la sequía igual que los que no creyeron en Él? Y hoy en día, ¿qué ha pasado con nosotros, que Le servimos, Le amamos y Le obedecemos en frente de una pandemia que ya dura casi tres años?


CUANDO VIENE LA SEQUÍA, que puede traducirse en falta de salud, falta de provisión financiera, falta de paz, si hay guerra, y que afecta a todos por igual; ¿Qué podemos esperar del Dios de Elías…de mi Dios y el tuyo?


VEAMOS QUÉ PASÓ CON EL PROFETA...


Dice la Palabra que Elías “arrojó la bomba” de que habría una gran sequía que duraría años… ¿cuántos?, en ese momento Elías no lo reveló. La sequía parecía ser la estrategia que Dios utilizaría para eventualmente provocar un encuentro entre Dios y los representantes de los falsos dioses. Este importante encuentro, que posteriormente se realizaría en el Monte Carmelo, impactaría al pueblo de Dios y les permitiría darse cuenta en Quién podrían verdaderamente depender.


Entonces, la misión de Elías, como de usual era la misión de los profetas del Señor, era llamar al pueblo al arrepentimiento y motivarles a que regresaran en obediencia a Jehová.


Una vez dado el mensaje al rey, Dios le ordena a Elías a salirse del medio del conflicto y lo envía a una región para que se escondiera.


1 Reyes 17:3-5 Reina-Valera 1960

3 Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 4 Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. 5 Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán.


Nos maravillamos de la Misericordia de un Dios que Se anticipa a todo, Lo sabe todo y Lo puede todo. Más increíble es que podamos encontrar Su Providencia en los lugares y circunstancias más extrañas.


Allí junto al arroyo estuvo Elías hasta que también el arroyo se secó. Los conflictos y dificultades en nuestra vida suelen ser cíclicos. ¿No te ha pasado que todo viene junto? Después pareciera que todas las aguas vuelven a su respectivo lugar, hay calma, hay paz, y de pronto…otra vez las olas crecen y nuevamente necesitamos la ayuda del Señor. Querido lector, a esto le llamamos vida. PERO…no importa la circunstancia, si lo permitimos, el Dios de Elías sigue bajo control de todo y todos.


En el versículo 8 de ese mismo capítulo 17, vemos que nuevamente El Señor le da instrucciones a Elías. Me imagino que ya tienes que haberte dado cuenta de que los planes de Dios siempre son bien creativos. SÓLO A ÉL se le ocurren las cosas que a simple vista parecen una verdadera locura.


BIEN… esta vez Elías ya no dependería de un arroyo ni de unos cuervos para su sustento. ¡Ya esto parecía de película! Ahora El Señor le instruye a irse a una aldea…Sarepta de Sidón; que hoy en día se conoce como Sarafand. Parece que las cosas se iban a enderezar para el profeta.


EXCEPTO que Elías fue enviado a la casa de una viuda…. Una viuda pobre….tan pobre que estaba a punto de literalmente tener la última cena con su hijo. ¿EN SERIO SEÑOR?


En primer lugar, recordemos que las viudas y los huérfanos eran la población más frágil y necesitada del pueblo. De hecho, hay estatutos que obligaban al pueblo de Dios a cuidar de ellos. Es decir que, de acuerdo con la ley, era Elías quien estaba obligado a proteger a esta mujer y a su hijo. Segundo, esta mujer no tenía provisiones ni para ella misma.


PERO… en tiempos de sequía lo perfecto es descansar en El Señor. Aunque todo se vea oscuro, sin futuro, sin esperanza… APRENDEMOS que nuestra ESPERANZA Y FUTURO están fundamentados en Él.


QUIERO DEDICARLE UN “VISTASILLO” A ESA MUJER….


No sabemos su nombre, ni su apariencia. Sabemos que había escuchado de Dios, pero no le conocía personalmente. Nota como en el versículo 12 ella le contesta a Elías “Vive Jehová TU Dios…” Lo cierto es que Dios usa a quien se deja usar. ¿No te has preguntado si no había alguna persona que conociera a Jehová en esa ciudad a quien le hubiese sido encargado el bienestar del profeta?; ¿o si no hubiese habido otras viudas con mayores recursos a quienes Dios lo pudiera haber enviado? De hecho, mira lo que se dice Jesús:


Lucas 4:25-26 Reina-Valera 1960

25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.


El Señor ve nuestros corazones y nuestras motivaciones. Cuidado con utilizar el Evangelio para tus propias aspiraciones. ¡EL ÚNICO QUE MERECE TODA LA GLORIA ES DIOS! Por eso es que a veces no se nos permite ocupar posiciones en la iglesia aunque estamos convencidos de que “yo lo haría mejor que el hermano o la hermana”.


Esta mujer obedeció la instrucción del profeta, confió en que “EL DIOS” de Elías existía y tenía el poder para respaldar las palabras y acciones del profeta, e hizo lo que le fue dicho.

1 Reyes 17:14 Reina-Valera 1960

14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.


La obediencia y la fe incipiente de esta mujer le permitió descansar en las promesas hechas a través de Elías.


¡A MI ME ENCANTA la figura de esta viuda!


Nos pasamos la vida quejándonos de todo lo que nos rodea. No creo que haya habido una generación más poco agradecida que la nuestra. Cuando me baño, estoy constantemente dándole gracias a Dios de que puedo abrir el grifo (la pluma, la llave) y sale el agua sin tener que ir a un arroyo o a un pozo para sacarla. Y como esa bendición…tenemos a nuestra disposición cientos de ellas que hacen de nuestra vida algo más cómoda. Reconozco que, para algunos, el levantarse de la cama, si acaso la tienen, significa enfrentarse a un mundo hostil, una selva, un lugar en donde cada paso cuesta esfuerzo y dolor. PERO tanto unos como otros en algún momento se verán impactados por LA SEQUÍA.


LA SEQUÍA representa todo lo que te afecta y sobre lo que no tienes control. La sequía puede convertirse en años de escasez, de enfermedad y tribulación.


Recordando a Elías y a la viuda de Sarepta, Dios siempre tendrá respuesta para nuestros dilemas. Para Elías, el siervo, el hombre de servicio, el que expuso su vida en favor del mensaje de Jehová, hubo un lugar donde esconderse. El Señor fue compasivo hasta cuando Elías “se aflojó” emocionalmente. Lo sostuvo, lo amó y no le reclamó (1 de Reyes 19:1-18).


Quiero que recuerdes que “DIOS ES UN DIOS DE RESTAURACIÓN”.


En el caso de la viuda, como en el caso de cualquiera que haya conocido al Señor de lejos, Dios quiere revelarse a tu vida. La viuda no conocía al Señor personalmente, pero fue confrontada con el amor de Un Dios que quería bendecirla, quería suplirle y quería su bien:


1 Reyes 17:16 Reina-Valera 1960

16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.


QUERIDO LECTOR, ya sea que tu conozcas al Señor personalmente, o que seas uno que ha escuchado acerca de Él; Dios es el único refugio cuando viene la sequía. En Él nos escondemos y hace con nosotros y con nuestras circunstancias, lo que ha prometido hacer.





REFERENCIAS

1- Comentario Bíblico Beacon, Chester O. Mulder, et al, Casa Nazarena de Publicaciones, 1990.

2- Comentario Bíblico de William MacDonald, Editorial Clie, 1992.

3- Biblia del Diario Vivir, Editorial Caribe, 1988.


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