Basado en Juan 21:15-19 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.
El capítulo 21 de Juan es el último de ese evangelio. Comienza con la aparición de Jesús a sus discípulos mientras pescaban (21:1-14). En los evangelios de Mateo y Marcos aparece Jesús diciéndole a sus discípulos que después de que Él resucitara iría delante de ellos a Galilea (1). Sin embargo, Juan es el único que detalla la escena en el mar de Tiberias. En el capítulo anterior aparece la crónica de la resurrección de Jesús y su aparición a María Magdalena y a los doce, incluyendo una segunda vez en la cual Jesús se apareció a Tomás, quien como todos seguramente recordamos, no había estado presente en la primera manifestación del Maestro.
Es curioso que después de unos eventos tan espectaculares, Pedro y varios de los apóstoles, incluyendo a Juan, hubiesen regresado a sus tareas cotidianas, como si nada hubiese pasado. ¡WOW! Que difícil continuar viviendo nuestras vidas ordinarias en espera de que El Señor se manifieste y nos dirija. ¡Qué lección para nosotros que queremos recibir todo, tipo microondas...de inmediato! Ellos estaban en espera de recibir la dirección de Aquel que les había prometido ir delante de ellos.
Lo que sí parece increíble es que siendo la tercera vez que los discípulos veían a Jesús después de Su resurrección, sólo Juan lo reconociera, más que nada porque anteriormente Jesús había hecho un milagro similar. Parece tan común que todos queramos los panes y los peces y nos cueste tanto intimar con el MARAVILLOSO DADOR. EN FIN, en el caso de los discípulos está claro que todavía eran como ovejas sin pastor.
La mejor pesca se hace durante la noche y aún con el tiempo aparentemente favorable pues Pedro pensó en pescar esa noche, los discípulos no pescaron nada. El versículo 4 nos dice que cuando comenzó a amanecer, Jesús se presentó en la playa. ¡MARAVILLOSO! No solo había luz, si no había llegado LA LUZ. Inmediatamente les dio dirección aunque inicialmente ellos no le reconocieron. Sin embargo, cuando le obedecieron, "no podían sacar la red por la gran cantidad de peces". Nada nuevo aquí...la obediencia siempre trae bendición y abundancia a nuestras vidas.
Cuando regresaron a la orilla, cargaban 153 peces y ya El Señor había preparado el desayuno...¡DIOS SIEMPRE SE ANTICIPA A NUESTRA NECESIDAD. EL SIEMPRE SABE LO QUE QUEREMOS AÚN ANTES DE MENCIONARLO!
SIMÓN...hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Parecería que Jesús había venido especialmente para tratar con Pedro. Quizás para ayudarlo a eliminar la nube que se había formado a raíz de su traición. Tres veces le preguntó si lo amaba y en tres ocasiones le dijo cómo podía demostrar su amor. "APACIENTA Y PASTOREA MIS OVEJAS"... Alrededor de una fogata Pedro había renegado de Jesús y ahora frente a otra fogata le daban la oportunidad de expresar su amor por El Maestro. Por cierto, ese amor por Jesús sería la única verdadera razón para que Pedro le sirviera hasta la muerte. Para rematar su mensaje, El Señor le recuerda que ahora no podría actuar como se le venía en gana, ahora Cristo lo iba a ceñir. Recuerdo un amago hermano en la fe que siempre que se hablaba del libre albedrío insistía en que eso no existe para el cristiano. La realidad es que aunque el libre albedrío no se cancela cuando venimos a los pies del Maestro, nuestro anhelo y nuestra voluntad debe estar totalmente sometida a La Voluntad del Padre. Es por esto que recordamos la famosa frase de Pablo..."ya no vivo yo mas vive Cristo en mí" (2).
FINALMENTE, Jesús le da una última instrucción a Pedro...SÍGUEME...Nota que el verbo está en presente. Nunca olvidemos que seguir al Maestro requiere una decisión y un compromiso diario.
RAZONES EQUIVOCADAS PARA EL SERVICIO:
1- Ser sensibles a la necesidad de otros. Antes de mi ingreso a la Escuela Graduada de Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico, me preguntaron por que yo quería ser trabajadora social. Yo muy segura contesté...porque a mi me encanta servir a los demás. PERO esa frase trillada no es la razón adecuada para servir a Jesús.
2- El deseo de ser apreciados y amados por los demás. Recuerdas 1ra de Corintios 13, aunque "repartiese todos mi bienes para los pobres, y ..." (3). El capítulo nos habla de que si nuestra motivación no es el amor, de nada nos sirve nuestras acciones, aunque para todos los que nos rodean estén cargadas de un aparente altruismo... Nuestras acciones no agradan a Dios a menos que no vengan con la motivación correcta. ¿Y quién es EL AMOR sino Cristo Jesús? Él es el único que puede llenar nuestra necesidad de aprecio, de valía y reconocimiento mientras le servimos bajo la bandera de Su Amor.
3- El amor por la iglesia y el pueblo de Dios. Aunque la iglesia fue instituida por Jesús para alcanzar primeramente a los perdidos y bautizar, discipular y enseñar; el deseo de ayudar en la iglesia y participar en el servicio a los fieles no es suficiente para mantenernos sin desilusión. La verdad es que la gente, en especial los de la iglesia, suelen ser bastante malagradecidos. Los que hemos servido dentro de sus puertas podemos testificar con tristeza que la congregación nunca parece estar satisfecha. POR TANTO, esta razón tampoco es la correcta para el servicio a Dios.
EL ÚNICO INCENTIVO SUFICIENTE PARA EL SERVICIO ES NUESTRO AMOR POR EL SEÑOR.
Eso es lo que posiblemente Jesús quería que Pedro entendiera. Mientras dependió de las fuerzas del apóstol, no pareció haber ningun problema:
1- Juan 13:37 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
37 Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.
2- Mateo 26:33 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
33 Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.
PERO cuando la vida del apóstol se vió amenazada por su cercanía con Jesús, NADA, sino volverle a encontrar y recibir Su perdón pudo devolverle el deseo y el coraje para servirle.
LA GRAN COMISIÓN:
Mateo 28:18-20 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
¿QUÉ ES ENTONCES LO QUE NOS VA A MANTENER EN EL SERVICIO CUANDO LLEGUEN LOS TIEMPOS DIFÍCILES? Sólo nuestro amor por ÉL y el deseo de agradarle y hacer lo que ÉL espera de nosotros.
QUE SÓLO SU AMOR NOS SOSTENGA Y NOS DE LA DIRECCIÓN CORRECTA PARA SERVIRLE COMO ÉL QUIERE Y SE MERECE.
SONETO A JESÚS RESUCITADO
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera. (4)
REFERENCIAS
La Santa Biblia, Reina Valera revisión 1960
(1) Mateo 26:32 y Marcos 14:28
(2) Gálatas 2:20
(3) I Corintios 13:3
(4) Soneto a Jesus/Cristo Resucitado (Anónimo). Probables autores son Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz) (Siglo XVI)
(5) Comentario Biblico Beacon, 1985
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