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Foto del escritor Liliana Méndez Ebra

DESHACIÉNDONOS DE LOS QUE ESTORBA


Marcos 10:46-52 Reina-Valera 1960

El ciego Bartimeo recibe la vista

46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.


ALGO ACERCA DEL MOMENTO HISTÓRICO -


  • Bar – en sirio significa “hijo”. Es decir que este hombre era hijo de Timeo (o Talmeus o Talmai).

  • Este relato también lo encontramos en Lucas 18:35-43 y en Mateo 20:29-34. Sólo Marcos lo llama por su nombre. En el relato de Mateo, son dos los hombres ciegos y en el relato de Lucas se menciona uno sólo. Probablemente Bartimeo era muy conocido en la comarca.

  • Jericó era una ciudad importante, un balneario popular que Herodes el Grande reconstruyó en el desierto de Judea, no lejos del cruce del Jordán.

  • Jesús iba camino a Jerusalén para celebrar la Pascua cuando atravesó la carretera principal de Jericó. La Ley decía que todo varón judío de 12 años en adelante que viviera en un radio de 25 kilómetros de Jerusalén tenía que asistir a la celebración de la Pascua. Es probable que muchos no pudieran cumplir con esta ordenanza así que se acostumbraba a ponerse al borde de la carretera de los pueblos y aldeas por donde los peregrinos pasarían para desearles un buen viaje hasta Jerusalén. Nos imaginamos entonces que las calles de Jericó estarían llenas de público.

  • Los mendigos eran un espectáculo común en muchas ciudades. Aunque la Ley de Dios ordenaba que se cuidasen a los necesitados (Levítico 25:35-38), la mayoría de las ocupaciones requerían trabajo físico que los impedidos no podían realizar.

  • Considerando la cantidad de personas que se encontraban en esa carretera, seguramente era un buen lugar para pedir limosna.


LO QUE SABEMOS DE BARTIMEO -


  • Ya mencionamos su nombre

  • Sabemos el nombre de su padre

  • Sabemos que era ciego

  • Estaba sentado a la vera del camino

  • Estaba mendigando


El hecho de que era ciego era una situación fuera de su control. EN NUESTRA VIDA HABRÁ SITUACIONES QUE ESCAPAN NUESTRO CONTROL Y QUE NOSOTROS NO HEMOS PROVOCADO. Es nuestra respuesta a esas circunstancias, la forma en que las manejamos, el poder que les otorgamos para afectar nuestra vida lo que hace la diferencia. Ser ciego, aunque es una condición que limita, no necesariamente condena a la persona al fracaso o la infelicidad. De hecho, la ceguera física de Bartimeo no impidió que reconociera a Jesús como El Salvador (Hijo de David). Su ceguera no impidió reconocer que Jesús, y no otro, tenía el poder para acabar con su problema. No era cuestión de creer en Su Poder, era una cuestión de que si Jesús se detendría para tocarle y sanarle. PERO JESÚS SIEMPRE SE DETIENE… Él jamás pasa de largo cuando le llamamos y pedimos Su intervención de forma honesta y en actitud de humillación.


Bartimeo estaba sentado en el camino. Sentado ¿cómodo?, sin hacer nada, sin acción. ¿NO ES ESTA LA ACTITUD EN LA QUE EN OCASIONES NOS ENCONTRAMOS? Sin interés, sin pasión por nada. ¿No nos parece que a veces nosotros también estamos a la vera del camino sin avanzar en nuestra vida? Creyendo que el camino es oscuro, pensando que estamos solos, que Dios se ha olvidado de nosotros porque no vemos contestadas nuestras peticiones. ¿Cuántos de nosotros no recibimos porque no somos capaces de creer y recibir el gran amor de nuestro Dios?


Romanos nos recuerda:

Romanos 8:38-39 Reina-Valera 1960

38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.


No hay mayor verdad que la que el refranero popular dice: "NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER". Podemos re-frasearlo como: “el peor ciego es el que no es capaz de ver y experimentar la magnitud del amor de Dios y las bendiciones que ya nos han sido dadas desde la Cruz del Calvario”.


Bartimeo no solamente estaba sentado en el camino, sino que estaba pidiendo limosnas. El Señor tiene grandes planes para tu vida, pero en vez de vivir como reyes, preferimos vivir como mendigos. Bartimeo ciertamente tenía muchas necesidades. Sin embargo, este hombre pudo identificar su necesidad más imperiosa y tomó la decisión de buscar cómo suplirla. Es decir, que él estableció sus prioridades y fue capaz de identificar quién podía ayudarle a suplirlas.


Bartimeo no se desanimó cuando todos le dijeron que Jesús no le iba a atender. Él perseveró hasta recibir su contestación. ¡Esta es tremenda enseñanza! En ocasiones nosotros nos desanimamos tan fácilmente. Queremos que todo lo que anhelamos o necesitamos se dé como por arte de magia, tipo microondas. No solamente nos desanimamos, sino que somos tan superficiales con nuestros pensamientos que ni siquiera podemos identificar nuestra verdadera necesidad. ¡Qué maravilloso es saber que contamos con el Espíritu Santo para que “traduzca” nuestra oración! Él se encarga de llevar nuestra petición al Trono de la Gracia. ENTONCES, nuestra primera opción ante la necesidad tiene que ser comunicarnos con El Padre para exponerle lo que anhelamos. Una vez que hagamos esto, tenemos que continuar intercediendo para que El Señor intervenga en la situación. No permitamos que las voces que nos rodean, incluyendo las semillas de duda que planta el enemigo en nuestra mente, nos hagan desistir de nuestra petición ante El Padre.


Bartimeo no esperó para hacer su petición. Su respuesta fue inmediata. La hizo con urgencia, con desespero. Fue importante que no se detuviera porque Jesús, a pocos días de ser sacrificado en la Cruz del Calvario, jamás volvería a pasar por aquel camino. Cuando Él te toque, no te resistas, no esperes para contestar su invitación. Hay oportunidades que se dan una sola vez en la vida.


La actitud de los que seguían a Jesús es un tremendo mensaje para la iglesia. No querían detenerse para asistir a aquel individuo que no hacía más que gritar molestosamente. No intercedieron por la necesidad de Bartimeo, y como nosotros, a veces estamos tan enfocados en las tareas típicas de la iglesia, que parece que no tenemos tiempo, la disposición, ni tan siquiera la visión de detenernos y suplir, en lo posible, la necesidad del menos afortunado. Nunca el orden del culto será más importante que atender al que lo necesita. He visitado iglesias que son tan inflexibles en cuanto al tiempo y el orden, que dejan de orar por los que necesitan ese toque especial porque no está dentro de lo planificado. ¡VÁLGAME! Igualito a la parábola del buen samaritano. De eso se trata…. De detenernos a hacer lo que El Señor nos manda a hacer, aunque no lleguemos al culto. DEJEMOS DE CENTRARNOS EN NUESTRAS PROPIAS NECESIDADES para estar sensibles a las necesidades de quienes nos rodean.


FINALMENTE, Jesús llama a Bartimeo. Después de dar voces y pedir misericordia, El Maestro se detiene…. La versión en el evangelio de


Mateo 20:34 Reina-Valera 1960

34 Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron “


¡JESÚS SE COMPADECIÓ Y OCURRIÓ LO MÁS MARAVILLOSO…Bartimeo arroja su capa, se levantó y vino a Jesús!


La capa de Bartimeo le impedía correr hacia El Maestro. Pero… ¿qué representaba esta pieza de ropa para el ciego? La capa era su cobertura, una frazada o una pieza suelta que el mendigo utilizaba para guarecerse de las inclemencias del tiempo. Probablemente esta capa era su única pertenencia, la única posesión de este hombre. ES DECIR que, Bartimeo se despojó de lo que le daba seguridad. De lo que dependía en las noches lluviosas o cuando había frío. Sin embargo, para avanzar hasta Jesús tuvo que soltar aquello que hasta ese momento le había dado seguridad, pero que a su vez le impedía correr hacia EL MAESTRO. DIOS EXIGE TOTAL DEPENDENCIA DE ÉL. Él no necesita ninguna ayuda para sostenerte, guiarte y proveerte. En ocasiones queremos ofrecer y experimentar nuestras propias alternativas… un plan perfecto sin El Señor. Tenemos que aprender a despojarnos de lo que nos da seguridad porque eso mismo es lo que impide que Dios haga con nosotros lo que Él se ha propuesto hacer. En la misma medida en que descansemos en lo que nos rodea (dinero, estudios, trabajo, relaciones etc.) y todo lo que se pueda considerar como nuestro manto, tendremos mucha dificultad de correr hacia Jesús, nuestro único puerto seguro.


Muchos de nosotros tenemos “mantos” que nos estorban y afectan nuestra relación con El Señor. ¿De qué tienes que despojarte? ¿Qué es lo que estorba tu relación con Dios?


¿Serán tus conflictos internos?

Tus heridas del pasado que no te permiten disfrutar de ninguna relación.

Tus inseguridades e incapacidad de creerle a Dios que Él añadirá todo lo que te falta para que ocupes el lugar que Él ha creado para ti.

Tus temores, al futuro, a no tener recursos económicos el día de mañana, a la soledad.


¿Serán tus relaciones, las que te impiden tener intimidad con El Salvador?

Amigos que no añaden valor a tu vida.

Amantes que desvirtúan el verdadero amor y menosprecian el pacto establecido para los esposos.

Relaciones adúlteras

Experimentación con relaciones homosexuales o lésbicas.


¿Serán formas adulteradas de tratar de llenar tu vacío?

El licor

El uso y abuso de sustancias

La búsqueda distorsionada de la sanidad y/o el amor tales como el espiritismo, el horóscopo y la pornografía.


¿Serán costumbres que no agradan al Padre, o la pereza que nos impide hacer lo que sabemos que Dios espera que hagamos?


LA LISTA ES INTERMINABLE, PERO TÚ SABES LO QUE TE ESTÁ ESTORBANDO. Este es el momento de encontrarte contigo mismo y confrontar tu debilidad.


La Fórmula para Encontrarte con El Salvador y recibir lo que necesitas y anhelas; y sobre todo recibir lo que Él tiene para ti es la misma que utilizó Bartimeo:


  • Él identificó su necesidad

  • Reconoció al único que podía ayudarle

  • No se desanimó y continuó llamando a Jesús hasta que su petición fue contestada.

  • Se decidió a contestar el llamado del Maestro inmediatamente.

  • Se despojó de lo que le estorbaba para recibir lo que tanto anhelaba.

FINALMENTE, TENEMOS QUE SEGUIR AL SALVADOR:

El versículo 52 dice que después de recobrar la vista…” seguía a Jesús en el camino”. Lucas dice en 18:43: “Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios”.


¡TENEMOS QUE DAR GRACIAS AL SEÑOR EN TODO TIEMPO! ...Tenemos que buscarle en todo tiempo. No te olvides del Señor después de que hayas recibido tu bendición. ¡VIVE ENTONCES PARA GLORIFICAR SU NOMBRE!

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