Basado en Lucas 24:32
32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Este evento ocurre el mismo día en que Jesús resucitó. Ni Juan ni Mateo lo mencionan, y Marcos apenas se refiere a él (Marcos 16:12-13).
Estos dos caminantes no son ninguno de los apóstoles, sino otros discípulos que también seguían a Jesús. Uno de ellos es nombrado en el versículo 18 como Cleofas, una posible abreviación de Cleofatos. Del otro caminante, nada se nos dice y ha sido objeto de numerosas especulaciones, entre las cuales está que quizás fuera el mismo Lucas. ¡INCREIBLE! Dos individuos que se encuentran con el Jesús Resucitado y no sabemos nada de ellos. Uff! ¡Qué enseñanza! El mensaje de Buenas Nuevas tiene un sólo protagonista, JESÚS DE NAZARET. Todos nosotros somos sólo instrumentos que en Sus Manos nos tornamos útiles.
Los dos se encaminaban a una aldea llamada Emaús. Actualmente esta localidad se llama Kolonieh, ya que el emperador Tito la transformó en colonia para sus veteranos. Se encuentra a unos 10 kilómetros de Jerusalén. Ésto resulta significativo porque estos dos, en vez de permanecer con el resto de los discípulos, iban en dirección contraria, lejos del compañerismo del resto de los hermanos.
Dicen las Escrituras que ambos iban caminando turbados por los eventos que habían ocurrido. La muerte de Jesús y subsecuentemente, la noticia de que había resucitado. Tan ensimismados estaban que nunca reconocieron a Jesús, aún cuando éste se les acercó y se unió a su caminata. ¡WOW! Parece un recuento de algunos de nuestros caminos cuando debido al llanto y la tristeza no podemos percibir que el Maestro camina cerquita de nosotros. ¿Recuerdan la historia de las dos pisadas en la arena...? En ocasiones no sólo El Señor camina cerca, sino con frecuencia nos carga cuando ya no podemos caminar. Por eso es que sólo se ven dos pisadas en la arena. ¡En esos momentos, nuestro Salvador nos ha tomado en hombros!
En el versículo 21, se nos dice que estos dos ya habían pasado por el proceso del duelo, la sorpresa y el dolor...ahora dudaban de que Jesús fuera el Mesías Prometido. "Nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel...". Ésto en referencia a la creencia generalizada de que el Mesías Prometido vendría en carácter político y/o militar. En ocasiones nosotros también tenemos nuestras expectativas y estamos tan ensimismados con nuestros propios eventos, que no podemos descubrir al Mesías que camina junto a nosotros.
Jesús les confronta diciéndoles que aunque habían oído las promesas, no las habían creído, no las habían escuchado, ni entendido. Oír y escuchar ciertamente no es lo mismo. Oimos ruido, pero escuchamos mensaje. La palabra traducida insensatos significa faltos de entendimiento. Jesús parece decirles que ellos no habían comprendido la profecía acerca del ministerio del Mesías. Su confusión entonces estaba ligada al fracaso en profundizar en el mensaje que se había profetizado y lo que el mismo Jesús les había enseñado durante su ministerio terrenal. Me hace pensar que muchas de nuestras dudas, de nuestros temores y confusiones provienen de lo mismo...una falta de comprensión acerca de lo que la Biblia nos enseña. El Maestro procede a darles el remedio inmediatamente y desde el versículo 26 al 30 Jesús les recuerda y/o enseña todo lo que las Escrituras hablaban de él. "Cristo es el hilo que atraviesa las Escrituras, el tema central que las enlaza" (1).
Sus palabras tienen que haberles conmovido, pues seguidamente le invitan a quedarse con ellos. Me encanta esta escena...He aqui, el Redentor del Mundo, quien acababa de resucitar y se detiene en un apartado camino a rescatar a dos quienes se encontraban en gran necesidad. Este Jesús, el Mesías Prometido, El que era y Es; El que estaba desde la eternidad...no tiene en menos a dos almas en confusión. Se detuvo...Se detuvo por la misma razón que se detiene contigo y conmigo...POR AMOR.
Por otro lado, ¿me pregunto si Jesús se hubiese detenido si estos dos no lo hubieran invitado? Probablemente NO. Jesús está a la puerta y llama, pero si no le abrimos él no va a forzar Su entrada. Una vez dentro de la casa, y después de que reconocieran al Maestro, Jesús pasó de ser un forastero a ser la Cabeza de ese hogar. Asimismo, nosotros lo invitamos como Mesías al principio de nuestra conversión, pero tiene que llegar el momento en nuestra relación con Él en que Se convierta en nuestro SEÑOR Y DUEÑO. ¡JESÚS NUNCA ES UNA VISITA!
Después de este encuentro, El Maestro vuelve a desaparecer. Ese versículo 32 nos relata lo que experimentaron los dos del camino al enfrentarse al Mesías...¡Fuego! ¿No ardía nuestro corazón...?
En verdad todos queremos experimentar cosas excitantes. Las iglesias donde hay "profecía" se abarrotan. ¿Quién no desea escuchar a Dios hablándole directamente. Lo que ocurre es que Él siempre nos habla directamente. A través de Su Palabra sabemos lo que le agrada, lo que Él espera y demanda de aquellos que decimos ser parte de Su Pueblo. Pero nosotros deseamos que el mensaje venga personalizado...¡con mi nombre please! ¡Y si puede ser acompañado de rayos y truenos, mejor! En la Escritura tenemos eventos dramáticos como la experiencia en el Monte de la Transfiguración (Marcos 9:2-13). Pero aún los tres que fueron invitados personalizando su experiencia, tuvieron que regresar al valle. Es en el valle donde somos convocados, donde somos moldeados, donde somos comisionados. A veces Jesús nos permite tener experiencias en el Monte, donde nuestro corazón parece arder con el fuego divino, para después bajar al valle y enfrentarnos a cualquiera que sea nuestra vida. Entonces el reto es encontrar el secreto de vivir en el valle nuestras vidas ordinarias con una experiencia de gozo que trasciende lo que nos rodea.
Es como dice Marcos 4:26-29 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
26 Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; 27 y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. 28 Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; 29 y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.
Esta porción habla de que el sembrador que quiere tener una siega productiva, duerme de noche y se levanta de día. Finalmente, después de muchos días...días ordinarios donde nada trascendental sucede; donde el sembrador se levanta y se acuesta sin tener evidencia de que algo extraordinario está pasando, el fruto brota. Así es nuestra vida...muchos días de dormir y levantarnos; levantarnos y dormir... en espera de que esa semilla que ha sido depositada a nuestro alrededor germine y rinda fruto el ciento por uno.
PERO...¿como conservar el corazón ardiente en medio del hastío, en medio de la decepción y/o en medio de la vida ordinaria? David proclamó en Salmos 118:24:
24 Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él.
La realidad es que no sabemos si hoy va a llover o hacer sol. Quizás el informe del tiempo nos anuncie 50% de lluvia y los cielos parcialmente nublados. Esto parece más un informe de nuestra vida diaria. Un poco de lluvia, un poco de sol...un día después de otro. Si fijamos nuestra vista en lo que todavía queda por caminar, perderemos la oportunidad de mirar la senda por la cual ya hemos transitado.
Una actitud positiva ante los eventos que nos impactan no es suficiente para crecer y alcanzar la estatura de Cristo; que ciertamente debería ser nuestra meta. Se necesita ese toque transformador del Consolador que nuestro Mesías nos dejó disponible para tener siempre presente que aunque el día esté lluvioso, siempre volverá a brillar el sol. No porque lo deseemos, no porque lo declaremos, sino porque Él lo prometió.
Después del incidente impactante en la vida de los dos caminantes, ellos regresaron a Jerusalén para compartir su testimonio con sus hermanos. Recordamos que "El Evangelio no es nunca del todo nuestro hasta que lo hayamos compartido con otros" (2). El versículo 35, dice que al llegar a Jerusalen, los caminantes "contaban" lo que les había sucedido. Nota que no dice contaron...en pasado. Y es que nuestra vida tiene que ser un constante recordatorio al mundo que JESÚS VIVE!
Aprendemos en el libro de los Hechos y el resto del Nuevo Testamento, que los discípulos experimentaron muchos días impactantes en sus vidas. Cuando sanaban a los enfermos, echaban fuera demonios y multitudes se convertían; entonces seguramente sus corazones ardían con el fuego del Espíritu Santo. Pero seguramente, hubo muchos días ordinarios cuando el cansancio pareció vencerles, cuando sintieron nostalgia por sus hogares, y no tuvieron sino una piedra como almohada. Días en los cuales NO PASÓ ABSOLUTAMENTE NADA...
TOMEMOS entonces la decisión de mantener nuestro corazón ardiendo aunque se avecinen tiempos en que nada sintamos, aunque no veamos, ni experimentemos NADA.
DESCANSEMOS en la seguridad de que Jesús estará con nosotros en el Monte...SÍ...PERO TAMBIÉN EN EL VALLE. Su Presencia y el recuerdo de Sus Promesas para nuestra eternidad, debe ser suficiente para mantener nuestro corazón ardiendo.
REFERENCIAS:
Santa Biblia revision RV1960
Comentario Biblico Beacon, 1985
(1) Biblia del Diario Vivir, 1997, (pagina 1409, acerca del vs. 27)
(2) Comentario al Nuevo Testamento, William Barclay, 2006 (pagina 359 acerca del vs. 35)