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Foto del escritor Liliana Méndez Ebra

CUANDO NO VEMOS EL CAMINO...


Basado en Isaias 42:16 y Hechos 9:1-19


Isaías 42:16 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

16 Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé.


El Capítulo 42 nos apunta al Cristo, el Mesías esperado y prometido para salvación de la humanidad. El versículo 16, específicamente nos promete que el "Escogido de Dios" habría de guíar a los ciegos. El ciego está en total obscuridad; y esta condición lo obliga a confiar en los demás. De hecho, en entrenamientos para fortalecer el trabajo en equipo se usan ejercicios en los cuales se simula estar ciego tapando los ojos de los participantes con algún pañuelo y dejarse guiar por algún compañero de trabajo. Resulta un verdadero reto permitirle a otro tomarnos de la mano y confiar en que su buen juicio nos llevará seguros a nuestro destino. Sin embargo, si quermos que El Señor nos dirija, tenemos que convertirnos en ciegos y dependientes. El Señor añade en Su Palabra, que esa dirección a los ciegos será por caminos que no conocen. Es decir, la acción de dirigirnos no solamente requiere ser ciego (totalmente dependiente), sino que ni siquiera se puede descansar en pasadas experiencias. El Señor no solamente promete ser nuestro guía, sino que va a provocar que caminemos en lugares/circumstancias no conocidas, ni familiares. Habla de cambiar las tinieblas en luz...es decir, que allí donde hay oscuridad Él nos dirige ya que Él es la luz (Juan 8:12). Jesús nos promete allanar el camino y nunca desamparnos, si confiamos y dependemos de Él.


EXISTE UN PERSONAJE BÍBLICO que resulta un excelente ejemplo del proceso que ocurre cuando pasamos de la OSCURIDAD HACIA LA LUZ (Hechos 9:1-9). Saulo de Tarsos quien tuvo un encuentro con El Salvador que cambió su vida e impactó la Institución llamada Iglesia. Veamos algo acerca de él.


Hechos 9:1-19 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

9 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. 3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6 El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7 Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. 10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. 19 Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.


ALGO ACERCA DE PABLO...

  • Nació en Tarso, Cilicia. Una ciudad muy conocida por su civilización y cultura.

  • Al llegar a la edad necesaria, fue enviado a Jerusalén a completar su educación en la escuela de Gamaliel, el rabí más distinguido de aquella época. Como él mismo describe en Hechos 22:3 - "Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros (RVR1960)".

  • Heredó de su padre los privilegios de ciudadano romano.

  • Sus padres pertenecían a la tribu de Benjamín y educaron a su hijo como "hebreo de hebreos".

  • Como a los 30 años de edad, lo encontramos en Jerusalén apegado a la más estricta disciplina en la secta de los fariseos.

  • Fue decidido defensor del Judaísmo y acérrimo enemigo del cristianismo.

EL ENCUENTRO...


Saulo era un hombre preparado, de padres que lo criaron como hebreo y celoso por lo que consideraba la religión verdadera. SIN EMBARGO, TUVO QUE TENER UN ENCUENTRO PERSONAL CON EL SEÑOR. Dios no tiene nietos. Puedes haber nacido en la iglesia, ser hijo(a) de pastor, haber estudiado en un Seminario y nada de esto tiene ninguna importancia. Dios llega a nuestra vida de forma individual. En el caso de Pablo, Dios quebrantó su orgullo de forma dramática


El versículo 4 nos dice que Saulo cayó a tierra y entonces oyó la voz de Jesús. NO hay evidencia alguna de que Saulo escuchara al Señor antes de caer al suelo. Muchos de nosotros necesitamos "caer" al suelo para estar en la actitud adecuada de escuchar al Señor.


El versículo 5 nos relata el encuentro de Saulo con Jesús. Increíble si pensamos que éste no fue capaz de reconocer la voz del Salvador. Ofuscado como estaba...creyendo servir a Dios a través de la religión judía, en realidad necesitaba conocer personalmente a Jesús para entender la revelación del Dios Trino. Sin esa experiencia, Saulo se hubiese encajonado en el servicio ceremonial a un Dios percibido sólo a medias. La venida de Jesús abrió la puerta para recibir la iluminación necesaria acerca de la revelación del Plan de Salvación. A cualquiera de nosotros, los que proclamamos amar a Dios puede pasarnos, lo que a Saulo le pasó. Si nos enfocamos en el servicio en la iglesia y descuidamos nuestra relación con el Dueño de la iglesia, llegará el momento en que no reconozcamos Su Voz. Si no conocemos Su Voz, seremos incapaces de percibir Su dirección en medio de tantas voces que se levantan a nuestro alrededor.


El versículo 6 nos presenta a un Saulo temeroso...con miedo; aún así ésto no impidió que se pusiera a disposición del Señor. Me pregunto cuántos de nosotros tenemos miedo de exponernos a lo que Dios quiere para nuestras vidas. Miedo a fracasar, miedo a hacer el ridículo, miedo de no ser el mejor...Una cosa que he aprendido después de haber servido al Señor por aproximádamente 45 años es que el miedo paraliza y no tiene que ver nada con el Señor.


Aún con la disposición de Saulo de obedecer a Dios, de todas formas pasó por el proceso de verse ciego y totalmente dependiente de la buena voluntad de los demás. Aquél que era fuerte y orgulloso, quien había dependido de su linaje, preparación y experiencia, tuvo que alzar su mano para ser escoltado a una ciudad, que más que respetarle, le temía. Durante esos días, El Señor trabajó en el carácter de este hombre que estaba siendo preparado para participar en un ministerio glorioso entre los gentiles.


(Versículo 9) - Saulo no vió nada por tres días...¿me pregunto qué pensaría durante este tiempo? Él no sabía si iba a recobrar la vista. La instrucción del Señor era bastante vaga. Levántate y entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer (vs. 6) . ¿Reconoces esta instrucción? ¿No es precísamente lo que nos pasa constantemente? Pero nosotros siempre esperamos instrucciones con coordenadas y todo. Por lo regular Dios no opera así. Leíamos en Isaías...Y GUIARÉ A LOS CIEGOS POR CAMINO QUE NO SABÍAN. LES HARÉ ANDAR POR SENDAS QUE NO HABÍAN CONOCIDO...


EN EL CAMINO A DAMASCO MUCHAS COSAS PASAN EN NUESTRA VIDA...


  • Priméramente, aprendemos a conocer a Dios de una forma más profunda, ya que no tenemos claro cuál va a ser el próximo paso a seguir.

  • Estamos alerta en búsqueda de la voluntad de Dios para nuestra vida.

  • El orgullo y las cosas materiales son quemadas y puestas en su correcta perspectiva.

  • Nos sometemos a la voluntad de Dios y aprendemos a obedecerle aunque no sepamos el camino ni entendamos Sus Métodos.

DIOS NO NECESITA QUE LE AYUDEMOS...


Lo único que se le dijo a Saulo fue que esperara hasta recibir nuevas instrucciones. Saulo así lo hizo, y al final de los tres días apareció otro siervo, Ananías, quien también nos da un ejemplo de total obediencia y entrega. ¿Me pregunto, si Saulo hubiese tratado de hacer algo para resolver su ceguera, si hubiese tomado el asunto en sus manos como solía hacer, hubiese recuperado la vista en tres días? Moisés tardó 40 años en el desierto antes de estar listo para el plan que El Señor tenía para él. Me parece que en ocasiones, nuestros procesos se demoran más porque no hemos aprendido a abandonarnos completamente a Dios. Si somos obedientes, si aprendemos a depender solamente de Él, posiblemente estaríamos "fuera del horno" más rápido.


APRENDAMOS A DESCANSAR EN AQUEL QUE YA TRANSITÓ LA RUTA POR LA QUE NOS ESTÁ DIRIGIENDO. SI ESTÁS EN EL CAMINO A DAMASCO, PERMITE QUE EL SEÑOR TE TOME DE TU MANO Y EN TOTAL OSCURIDAD TE GUÍE HASTA COMPLETAR SU OBRA EN NUESTRO CARÁCTER PARA ASí SER PROMOVIDOS A NUESTRA PRÓXIMA ASIGNACIÓN.

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